La leyenda de la Llorona

Son muchas las leyendas e historias que recorren un país junto a su cultura y sus curiosidades. En Sudamérica, existe una creencia en el más allá, que se hace cada vez más evidente, no sabemos si es por la religión, o por otro tipo de razones, pero lo cierto es que su historia está plagada de seres que no pertenecen a este mundo. Seres que una vez sí estuvieron entre nosotros en carne y hueso, pero pasaron a la historia como una leyenda, por su horrible y fatídica historia. Hoy vamos a hablar de uno de estos personajes. Es la que llaman, la Llorona.

La leyenda de la Llorona

Son muchas las versiones que existen sobre la figura de la Llorona, aunque muchas coinciden en que es una mujer, con ropa raída, un bulto entre sus brazos y con un llanto muy característico. Se aparece, por supuesto, por la noche, cuando no hay sol: entre las ocho de la tarde y las cinco de la mañana. Pero no debes tener miedo, porque se aparece únicamente a personas que van planeando algo malvado, son infieles, borrachos o jugadores. Claro está, lo más característico de esta figura es que siempre va llorando. Se supone, que no puede causar daño, sin embargo, el terror que provoca con sus alaridos son de lo más escalofriantes. Hoy te vamos a contar una de las versiones. Así que si te interesa, sigue leyendo.

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Historia de la leyenda de la Llorona

Ser sobrenatural y lleno de pena

La historia se sitúa en la Guerra Civil Colombiana, que ocurrió en el siglo XIX, más concretamente entre 1860, y 1862. Se dice que cerca de Purificación, se estableció una cuadra de soldados, muchos de ellos con sus mujeres e hijos. El capitán del comando, era conocido por su conducta poco ejemplar, y consideraba la guerra como algo divertido, una forma de hacer el bien haciendo lo único que sabía: asaltar a la gente y robarla. Es decir, antes de ser soldado, era un criminal. Estaba casado con una mujer, que se sentía abandonada, pues para el capitán, la guerra era primordial. Cuando el comandó se fue a la lucha, ella se quedó en la villa, sola, e intentando sobrevivir como podía, a base de trabajos de costurera.

Fue entonces cuando comenzó a rondar la noticia de que el capitán había muerto. La mujer, llena de pena, hizo el luto por el tiempo debido. Y más tarde, se presentó en el poblado un joven soldado que debía quedarse en el lugar durante un tiempo hasta que fuera llamado. Se sintió atraída por él, y pensando que su marido había muerto, empezó una relación con aquel joven, creyendo que había encontrado otra vez a Cupido. Pero este soldado también tenía que regresar al campo de batalla, así que de nuevo, la mujer se quedó sola, abandonada, y afligida. Pero algo había cambiado. Ella estaba embarazada.